Desde el inicio de la administración la presidencia de República, como se dice coloquialmente, en materia de inseguridad, y particularmente, en materia de violencia homicida, “ha mentido recurrentemente con la verdad”. Y es que, a lo largo de los ya casi cinco años de la administración, no ha habido consistencia en el manejo de las estadísticas en la materia: en algunas ocasiones se toma como criterio de comparación a los meses previos; en otras, a los años previos; y en otras mas se practican malabares totalmente alejados del rigor que un gobierno debe tener en el manejo de la información oficial.
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Desde esta perspectiva, el acomodo de los datos siempre tiene un propósito demagógico y propagandístico, que no tiene otro fin sino el de acreditar que todo va bien y que la estrategia propuesta para el combate a la delincuencia y a la inseguridad en general, son las apropiadas y están teniendo éxito.
¿Qué dicen los datos en realidad? El primer hecho incontrovertible es que esta es la administración más sangrienta en la historia de México. A finales del mes de junio, habremos llegado a 160 mil homicidios intencionales, más las víctimas de desaparición forzada que, por la misma naturaleza del delito, es prácticamente imposible dimensionar en términos numéricos.
El segundo hecho es que, siendo la administración con mayor número de víctimas de homicidio, en los últimos 18 meses ha habido una reducción estadísticamente significativa respecto de lo ocurrido en los primeros tres años de la administración. En efecto, si se compara lo ocurrido entre 2019 y 2021, frente a los datos del 2022, hay una reducción de casi el 10% en el número de víctimas de homicidio intencional. Aún con ello, la cifra preliminar para el año pasado rebasa las 31 mil víctimas de homicidio doloso.
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Siendo el año 2022 uno muy violento, pero el de menor número de víctimas de homicidio intencional en lo que va de la administración, sirve como un muy buen “elemento de contraste” para determinar si se avanzará positivamente, o si estamos ante un repunte que podría llevarnos nuevamente a los tétricos años previos.
De este modo, lo que los datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública muestran es que, en enero de 2022 hubo 2,247 víctimas de homicidio intencional; y en enero de 2023 la cifra fue de 2,597. El promedio diario para ese mes fue de 72.5 y de 83.8, respectivamente. En febrero de 2022 la cifra fue de 2,258 víctimas, y en el mismo mes de 2023, 2,283; esto equivale a 80.6 víctimas diarias en el primero y 81.5 en el segundo.
Para el mes de marzo de 2022 hubo 2.643 asesinatos; y en el mismo mes de 2023, 2,607; cifras equivalentes a 85.3 en el primero, y 84.1 en el segundo. Para abril de 2022 la cifra fue de 2,558; y en abril de 2023, de 2,435; es decir, 85.3 diarios frente a 81.2; finalmente, en mayo del año pasado hubo 2,826 víctimas de este delito, y en 2023 el dato fue de 2,660: 91.2 casos diarios en el primero y 85.8 en el segundo.
En síntesis, entre enero y mayo del 2022 se contabilizaron 12,532 víctimas de homicidio intencional, frente a 12,582 en el mismo periodo de 2023. Si la cifra es apenas superior en los primeros cinco meses de este año, respecto de los del año pasado, ¿cuáles serían las diferencias y los matices?
En primer lugar, que en 2022 los meses más violentos fueron precisamente abril y mayo; y en esos primeros cinco meses, según el informe diario que presenta el gobierno federal, se habían tenido dos meses (enero y febrero) con menos de 70 víctimas diarias de homicidio (recuérdese que ese seguimiento diario tiene un importante subregistro).
Sin embargo, para los primeros cinco meses de 2023, no ha habido un solo mes de menos de 70 víctimas diarias (tomando como referencia la medición de todos los días). Asimismo, en 2022 hubo otro mes de menos de 70 víctimas diarias; es decir, en el segundo semestre de este año, para estar relativamente cerca del número de homicidios del 2022, tendría que haber tres meses por debajo de ese promedio, lo cual, por las tendencias que tenemos, se ve poco menos que imposible.
Ahora bien, con los primeros 20 días del mes de junio de 2023, en el recuento gubernamental diario, el promedio es de 79 víctimas por día, nivel similar al de octubre y mayo del año pasado. Puede, sin duda, tratarse de un mes atípico; pero lo preocupante es que el promedio mensual de homicidios de los primeros cinco meses de 2023 es prácticamente el mismo que el del año previo, es decir, el aparente proceso continuo de disminución ya se estancó.
Es evidente que hace falta hacer mucho más en esta materia; y es evidente que la estrategia no es la adecuada; porque al paso que vamos, podríamos regresar a tasas inferiores a 10 homicidios por cada 100 mil habitantes, sólo dentro de 20 años; y esa es una realidad inaceptable.
Investigador del PUED-UNAM
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